Nada es
nuestro: ni las manos
Que dibujan
torreones y paisajes;
Miradas de
asombro
Al
vislumbrar esperanzas
O esas
huellas extendidas, bifurcadas, ya borrosas.
Sonrisas
despiertas
Y fallecidas
a un soplo del viento…
Y los
retoños dan fortaleza
Mientras
crecen… para alejarse,
El tren
devorado por la noche,
Pensamientos
de otros cielos,
Sueños
inventados a fuerza de creer
O querer
sentir lo inexistente…
Cofre, mortaja,
flor,
Y sin piel,
ojos, piernas,
Todo en
camino hacia los campos de nunca jamás…
Diana Lucía León